jueves, 27 de julio de 2006

"El amanecer de un héroe" Cap. 1 (I)


La lluvia caía a cántaros en una fría tarde de invierno en la ciudad de Suzail, y el estruendo de una tormenta eran cada vez más cercanos. Casi todo el mundo estaba resguardado en sus casas, aunque otros habían preferido los mesones, tabernas o mancebías, buscando además algo de diversión. En el cementerio, una empapada figura, vestida con un viejo uniforme de Dragón Púrpura, parecía rezar sobre una tumba con la rodilla derecha hincada en el suelo. Su rojizo y mojado cabello le llegaba a los hombros, y el agua de lluvia recorría su rostro mezclándose con las lágrimas que salían de sus misteriosos y extraños ojos dorados, unas lágrimas que tantas veces había derramado por esta misma razón, la pérdida de alguien querido. Tantas personas había visto morir con esos ojos, tanto sufrimiento, algunas incluso por sus propias manos en aquel oscuro pasado que quería olvidar pero que aún le perseguía en sus pesadillas, martirizándolo una y otra vez sin cesar.
Seguramente esta noche volvería a pasar, estaba seguro de ello, y prefería irse de la ciudad pronto y acampar fuera, camino de las montañas para averiguar algo del asesino de su amigo y maestro. “Me ha enseñado tanto sobre el camino de un caballero... Me ha convertido en un paladín como él, ha confiado tanto en mí a pesar de todo lo que hice en el pasado, como si aquello no hubiera sucedido nunca... y ahora le he fallado, no merezco ni estar frente a su tumba, no merezco seguir viviendo... quizá lo siga haciendo sólo porque alguien quiere regodearse viendo cómo me hundo cada vez más. Todos los graves errores que cometí hace tiempo regresan a mí en venganza” pensaba el joven mientras leía una y otra vez el nombre de su amigo en la lápida, como si aún no se lo creyera: “Lord Reynald, caballero de la Orden del Aster” murmuraba para sus adentros, leyendo la inscripción de la piedra. La tumba era sencilla a pesar de su noble linaje y de su pertenencia a la Orden, ya que él lo había querido así, habiendo rechazado sus privilegios de noble al comienzo de su carrera como paladín, y negándose a estar por encima de la gente sencilla, aunque seguía conservando el título de Lord de forma puramente simbólica, ya que no le aportaba ningún beneficio, pero todo el mundo estaba acostumbrado a llamarle así y él tampoco le daba importancia, a pesar de que insistía en que le llamaran simplemente por su nombre, y así había hecho su compañero.

- Amigo Reynald, debo contarte algo, voy a dejar todo. No sé qué haré, pero no quiero seguir, no tengo fuerzas para ello – el caballero comenzó a llorar con todas sus fuerzas, mucho más que antes, casi no podía ni coger aire para respirar entre los profundos hipidos que agitaban todo su cuerpo - ¿Por qué te has ido? ¿Por qué os habéis ido todos? – intentaba gritar entre sollozos -. Ya no me importa nada, no tengo ganas de vivir, acabaré con esto de una vez.

Levantó su mano derecha y agarró la empuñadura del espadón que colgaba a su espalda, para desenvainar el arma a continuación y empuñarla con ambas manos, con su filo apuntando a su estómago, no sin cierta dificultad por la envergadura de la espada. Cerró los ojos murmurando una oración a Lathander y comenzó a atraer el filo hacia él lentamente hasta que notó el contacto con el uniforme. Curiosamente no había nadie en los alrededores, ni siquiera una sola de las numerosas patrullas de guardias que hay vigilando la ciudad constantemente, quizá al fin Tymora le sonreía con su buena suerte y podía dejar todo el sufrimiento atrás... pero no, una voz familiar le hablaba desde... ¿todas partes? ¿o lo estaba oyendo en su mente? “No lo hagas, no debes rendirte, tienes algo muy importante que hacer, si abandonas... me decepcionarás”. Sin duda era la voz de Reynald, ¿cómo era posible?
El paladín abrió los ojos con una sonrisa en el rostro, dejando caer la espada sobre la tumba, haciendo que resonara un eco metálico por todo el silencioso cementerio al chocar el acero contra la piedra, aunque amortiguado por el sonido del chaparrón que estaba cayendo sobre la ciudad. No vio a nadie al frente, ni a los lados, y su rostro volvió a entristecerse, su imaginación le había jugado una mala pasada. “No te entristezcas, cada uno tenemos nuestro momento en la vida, yo ya he vivido lo que me correspondía, vive tu vida sin preocuparte por los que ya no estamos contigo, si no lo hicieras sería como si estuvieras muriendo en vida”. No, o estaba loco o estaba escuchando esas palabras de verdad. “Debo irme, toma a Irdrathyl, estoy seguro de que le darás un buen uso, yo ya no la voy a necesitar”.
No podía ser, ése era el nombre de la espada de Reynald, su espada sagrada, algo de lo que nunca se había desprendido en vida, y se la estaba ofreciendo a él... “Pero que estoy diciendo, aquí no hay nadie, quién me va a...” tuvo que interrumpir sus pensamientos, ya que estaba observando boquiabierto cómo a través de la tumba iba asomando la bella empuñadura del arma, seguida de su cortante filo. El espadón brillaba con un tenue color anaranjado, el color de un precioso amanecer. El arma se colocó frente al chico, lista para ser empuñada, y no dudó ni un segundo en ello, sus dos manos agarraron la empuñadura y... todo comenzó a dar vueltas, la oscuridad comenzó a adueñarse de todo, estaba cayendo al vacío en un pozo de oscuridad.
Entonces comenzaron a oírse gritos de dolor, de pánico, sentía el miedo de las personas que los proferían, veía lo que veían esas gentes, destrucción, muerte, asesinato... lo veían a él, con una espada de un filo tan negro como la noche y una armadura que no se quedaba atrás en cuanto a su negrura. De pronto todo desaparecía, y otra vez volvía la oscuridad, acompañada de un instante de tranquilidad que no duró mucho.


Esta historia la había empezado a escribir hace... uffffffffff, o más xD, y como no sabía qué poner hoy pues dije, voy a ir poniendo aquí trozos del primer (y único hasta ahora xD) capítulo de la historia de Tadhik Adranor, que seguro que alguien estará tan aburrido como para leerla y así se entretiene un poquito al menos :P
También la pongo aquí porque siempre he querido continuarla, tenía muchas ideas en la cabeza y van desapareciendo poco a poco, así que a ver si hago memoria, si se me ocurren más cosas, me vuelve la inspiración, saco tiempo y ganas... xD
Y yo que pensaba que hacía los capítulos muy pequeños, un trozo del primero y ya parece esto enorme jajaja. Pues eso, que ya no doy más la chapa, ya iré poniendo más trocitos del capítulo :)
Ah, está ambientada en los Reinos Olvidados, comienza en Cormyr y bueno, alguna mezcla de otros mundos hay por ahí, ya irán saliendo las cosas xD, pero vamos, que no hace falta saber de nada de ello, es autoexplicativa xDDDDDD (o eso espero jajaja).

4 comentarios:

ObiJuan dijo...
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Unknown dijo...

pues deberías seguir la historia, que se ve interesasnte ;)

Unknown dijo...

Como siempre, haces gala de toda tu gran maestría yoriginalidad.

Que bueno, que volvió el caballero poeta ;)

Enjoy!!Friend!!;)

Carla Vidas Pixeladas dijo...

Escribes de un modo tan precioso, deberiasponerte otra vez hacer esas cosas tan maravillosas pero eres un vagote. Andaponte de nuevo me gustaria que lo terminaras de una vez.